La Trampa de la Amabilidad
Hoy les presento un excelente texto del coach
español Antonio J. Alonso, su trabajo devela una realidad común a diversas
oficinas de trabajo en instituciones públicas y privadas. El Amabilismo es
definido y caracterizado por Alonso en un texto para reconocer el reto de los
grupos amables. Su lectura del Libro Los
Equipos Amables llegan los últimos nos permite ver la otra cara de la
amabilidad.
“Los Equipos Amables llegan los últimos”,
libro publicado por Brian Cole Miller en 2.010, defiende una teoría
“políticamente incorrecta” que comparto totalmente pues, al margen de su lógica
intrínseca, trasciende el conservadurismo seudo-hipócrita de quienes siempre
suelen decir solo lo que los demás quieren oír.
Admitida universalmente la Amabilidad como
una de las herramientas de relación social probadamente más efectivas, es
también cierto que su inapropiado uso puede degenerar en prácticas desnaturalizadas
cuyo resultado arruine los buenos propósitos que a ella inicialmente se le
presuponían.
En resumen, la idea de B. C. Miller se centra
en asegurar que los Equipos de Trabajo de cualquier organización son menos
eficientes si lo que se pretende es que, prioritariamente y en todo momento,
reine la Amabilidad en su seno. Cuando un Equipo se encuentra demasiado
concentrado en ser a toda costa Amable pierde capacidad de discrepancia interna
en la búsqueda de soluciones a los problemas, pues sus miembros temen agraviar
a los demás con sus inconformidades y desacuerdos.
Si para evitar la confrontación actúa el
Amabilismo (muchas veces en forma de silencio defensivo) las ideas no vuelan y
la apatía resignada se instala en un almibarado y rutinario proceder que solo
consigue el estancamiento del progreso en el trabajo. Gana la paz y pierde la
eficacia cuando, es un hecho evidente, nos encontramos en tiempos económicos de
guerra y resultados.
Sin lugar a dudas, todos podremos encontrar
múltiples ejemplos propios que dibujan situaciones en las que hemos preferido
ignorar cierto problema con algún compañero de trabajo para salvar el
supuestamente necesario “buen ambiente laboral” que, sin quererlo, se verá
perjudicado con seguridad en cuanto el desencuentro inicial crezca y genere una
verdadera incompatibilidad interpersonal.
Eludir el compromiso, cuando este si proceda,
de la búsqueda del contraste de ideas y pareceres escondiéndonos en el silencio
reactivo y terapéutico es la mejor manera de ejercitar la dejación de nuestras
responsabilidades profesionales, minimizando la personal aportación de valor a
los objetivos comunes de la organización, sea cual sea el nivel y alcance de
nuestro puesto de trabajo.
Brian Cole Miller define nueve tipologías
profesionales que recogen la diversidad de comportamientos positivos que pueden
observarse individualmente en los miembros de un Equipo de Trabajo, cuya
naturaleza innata se suele distorsionar cuando se busca instalar la Amabilidad
por concepto y a golpe de martillo:
El Pacifista, que media para que todos se lleven bien: Asume una
armonía artificial para evitar conflictos.
El Campeón, que lidera de forma natural: Acepta las cosas como son
para no perder apoyo.
El Perfeccionista, que busca en todo la excelencia: Se resigna a la
mediocridad.
El Enérgico, que fomenta el dinamismo y la actividad: Tolera la
ralentización de las tareas.
El Guardián, que cuida y protege a los demás: Se inhibe para no
crear agravios comparativos.
El Observador, que analiza y entiende los problemas: Se abstrae
para evitar conflictos.
El Individualista, que explora caminos por sí mismo: Se retrae para
evitar un exceso de protagonismo que moleste a los demás.
El Triunfador, que consigue lo que se propone: Minimiza los
objetivos para no presionar al Equipo.
El Solidario, que ayuda siempre a los demás: Teme no estar al nivel
exigido.
Ser amable es generalmente conveniente pero no
puede ser convenido por decreto, pues confundir la Amabilidad con el Amabilismo
es tanto como afirmar que un exceso de aceite lubricante siempre mejorará el
rendimiento de un motor.
Una vez más, todo deberá ajustarse a su punto
de equilibrio y el proceder de las personas en las empresas, si
lo que realmente buscamos es minimizar el siempre doloso pago del precio de ser
demasiado Amable en el trabajo…
De todo hace falta,
ResponderEliminarComento como anónimo por que nose como identificarme
Hola! En el texto puedes colocar tu nombre. Gracias por tu comentario!
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