domingo, 28 de agosto de 2011

Decálogo para llegar a ser Chef del Coaching



El texto que les presento es interesante y singular. El Coach José Luis Rodríguez establece un Decálogo del Coach desde la cocina, estableciendo relaciones entre ser coach y ser un buen chef.

José Luis Rodríguez es Coach Senior AECOP y Socio Director de BLC Human Coaching su texto aparece en la página: http: aecop.net
1. Conoce a tu coachee.El menú ha de adaptarse al gusto del comensal.
El coaching es un proceso personalizado entre el coach y su cliente. Para ello has de escuchar lo que el coachee te cuenta, lo que le sucede, qué objetivos o metas tiene para el coaching, cómo evaluará los resultados, el menú degustado.

2. Elige las herramientas adecuadas para usar en cada proceso de coaching.
Selecciona los ingredientes ‘frescos’. Utilizar pan “del día anterior” puede ser tolerable en algunas circunstancias, pero la comida “pasada” tiene menor valor nutricional.
Has de conocer el aquí y el ahora del cliente aunque para ello hayas de echar mano de parte de su pasado.
Utiliza ejercicios sencillos, la entrevista autobiográfica, la trayectoria de vida, etc. para saber de dónde viene, su historia profesional y personal matizada por la lente del
 aprendizaje.

3. Maneja adecuadamente los tiempos de las sesiones y entre sesiones.
Al comensal, ni le mates de hambre ni le hartes de comida.
Esperar demasiado entre comidas hace que la comida sea un shock para el sistema digestivo, igual que comer demasiado hace que la digestión sea mucho más complicada.
Conviene que el cliente tenga tiempo para poner en práctica las acciones que ha decidido emprender en la sesión de coaching, pero manteniendo el pulso al proceso de manera que pueda darse feedback cercano a la ocurrencia de los hechos.

4. Plantea las sesiones combinando los elementos de manera inteligente para que el coachee vaya registrando sus aprendizajes, y abre áreas nuevas a explorar que permitan otros aprendizajes y retos.
Prepara una comida sana y equilibrada
Mantén las sustancias tóxicas fuera de la cocina y del comedor. Planifica una comida nutritiva, en la que estén presentes la mayor cantidad posible de texturas y colores.
Céntrate en tu cliente, habla lo justo y necesario, haz preguntas que le remuevan, plantéale retos, comparte algunas de tus experiencias con él/ella, ayúdale a diseñar las acciones de mejora. No tienes que demostrar que eres un buen profesional, ni que sabes más que tu cliente.

5. Cuida el inicio del proceso
Los aperitivos marcan el estilo del resto de la comida. Deberán ser preparados con especial cuidado para ganarnos al comensal.
Es importante que la empatía requerida en el proceso de coaching no te lleve a sobre o infra-enfatizar determinados aspectos. La empatía es aperitivo fundamental, junto con la
 confidencialidad para ganar la confianza del cliente, pero eso no ha de llevarte ni a recrearse en los aspectos negativos ni a verlo todo de color rosa.

6. El núcleo central de la sesión de coaching
El plato principal. Asegúrate de que se sirve a la temperatura adecuada, ni excesivamente frío, ni excesivamente caliente.
Es mejor presentarlo en pequeños trozos más fácilmente digeribles.
Cuida el momento, la situación, el contexto en el que vayas a tener la sesión de coaching.
Ten cuidado, ni dejes pasar cosas por alto ni te centres excesivamente en aspectos particulares de la actuación del cliente. Debes mantener la visión global del proceso y los objetivos marcados desde el inicio.
Las mejoras cotidianas son tan importantes como los proyectos especiales y muy llamativos.

7. El cierre de una sesión prepara la siguiente.
El postre debe completar la comida: ni excesivamente dulce, ni carente de calorías. Debe dejar un buen sabor de boca en el paladar del comensal.
La forma en la que se cierra cada sesión y el proceso es fundamental. Ayuda al coachee a que identifique sus insights, los aprendizajes conseguidos, y las acciones exitosas, cotejando todo ello con los criterios de éxito cifrados en las primeras sesiones.

8. Dispón siempre de un repertorio de ‘trucos’ para salvar ciertos obstáculos que puedan presentarse en las sesiones.
Ten preparadas toallitas y palillos. En caso de que el comensal necesite “hacer desaparecer”, algún embarazoso resto de comida o quiera disfrutar de alguna forma de “refrescarse” antes de irse, debes tenerlo previsto….
Hay que permitir, por ejemplo, que el coachee pueda salvar la cara, cuando haya de hacer alguna rectificación sobre posiciones anteriores.
Es probable que requiera tiempo para hacer re-elaboraciones tras un insight, además del consabido feedback positivo que le permita disfrutar de la información referida a tareas y acciones bien desarrolladas.

9. Reconoce los logros del coachee siempre que se produzcan.
Picar entre horas puede sentar muy bien. En ocasiones picar algo te ayuda a no desfallecer o a tener un aporte extra de energía, pero no debe sustituir una buena comida.
En algunas sesiones puede que el coachee traiga una sensación negativa acerca del proceso o del resultado de las acciones comprometidas. Pues bien, el coach habrá de reconocer los pequeños logros conseguidos, sin perder de vista que habrá de centrar la sesión en analizar los posibles fracasos.
10. Uno los objetivos mas importantes del proceso es conseguir que el coachee pueda prescindir del coach.
Desafía los sentidos del comensal para que descubra los secretos de la receta, mas allá de la degustación de ese menú, de manera que si el cliente quiere pueda reproducir e incluso innovar las recetas, evitando la
 dependencia del chef.
El coach ha de tratar que el coachee consiga ser independiente al final del proceso, aun cuando éste se muestre muy satisfecho de lo conseguido con la ayuda del coach.
Es posible, sin embargo, aunque no suele ser frecuente, que tras la evaluación de un primer proceso, queden objetivos pendientes que inviten a la apertura de otro nuevo proceso de coaching.
La autonomía del coachee se conseguirá cuando él sea capaz de analizar los problemas y plantear cursos de acción para su satisfactoria solución.
Por lo tanto, si quieres llegar a conseguir una estrella de la “Guía Michelín del Coaching”, recuerda…
Ø La comida se prepara para que le siente bien al comensal, no al cocinero.
Ø El objetivo es conseguir que el comensal consiga preparar el plato por si mismo, sin ayuda del cheff.

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