jueves, 28 de febrero de 2013

ENTRE UN HOLA Y UN ADIOS - JM SERRAT






Entre un hola y un adiós

(Joan Manuel Serrat)



Te sienta bien el otoño...
Qué gusto volverte a ver...
¿Me recuerdas?... Soy el plomo
que por el 73
investigó tus costumbres
y registró tu intimidad
para coincidir contigo
como por casualidad.

Aquél que cuando la tarde
amenazaba llover
te esperaba con el alma
prendida de un alfiler
para abrirte su paraguas
y con él, su corazón.
El que te decía "hola"...
Y al que decías "adiós"...

Cuántos metros soñolientos
no habré dejado escapar
por atravesar contigo
las tripas de esta ciudad.
Para volar en tu enjambre,
por tener algo en común
me amigué con tus amigos,
conservo algunos aún.

Vencí el vértigo a las cumbres
por llegar a tu nivel
y por rozarte el vestido
hacía cualquier papel.
Cuántas volteretas vanas
para llamar tu atención
sólo por decirte "hola"
y oírte decir "adiós".

Me halaga que me recuerdes
como tu primer amor
aunque tal vez me confundes
con algún otro señor.
Soy el que hacía la cola
para cederte la vez
quien por ofrecerte agua
cruzó desiertos a pie.

El que ponía los discos
cuando querías bailar,
y por más que alargué los brazos
nunca te llegué a tocar.
El que guarda tu recuerdo
como un regalo de Dios
en el libro de los sueños
entre un "hola" y un "adiós".

jueves, 21 de febrero de 2013

La Película Habemus Papam















Habemus Papam (2011) es una película italiana interesante y conmovedora! 

Sus personajes nos brindan la oportunidad de conocer parte de los ritos de la iglesia católica para elegir un nuevo Papa y las costumbres de los Cardenales , sus creencias. Sin embargo, lo singular del guión es la recreación de los temores de cardenales y personal del Vaticano. Esa recreación de la sensibilidad , de los miedos, de la conciencia del error , de las creencias que imposibilitan la acción nos crea una historia para reflexionar. Los invito a verla ! Los invito a disfrutar su banda sonora con la canción   "Todo cambia" de Mercedes Sosa.

Su página Web es http://www.habemuspapam.it/   
   

jueves, 14 de febrero de 2013

El Corazón que ríe de Charles Bukowski






El corazón que ríe

Tu vida es tu vida

no dejes que sea golpeada contra la húmeda sumisión

mantente alerta

hay salidas

hay una luz en algún lugar

puede que no sea mucha luz pero

vence a la oscuridad

mantente alerta

los dioses te ofrecerán oportunidades

conócelas

tómalas

no puedes vencer a la muerte pero

puedes vencer a la muerte en la vida, a veces

y mientras más a menudo aprendas a hacerlo

más luz habrá

tu vida es tu vida

conócela mientras la tengas

tú eres maravilloso

los dioses esperan para deleitarse

en ti.


Charles Bukowski o Heinrich Karl Bukowski (1920-1994).

jueves, 7 de febrero de 2013

Oliverio Girondo








Olivero Girondo y su esposa Norah Lange  


No sé, me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! - y en esto soy irreductible - no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretenden seducirme!
Esta fue - y no otra - la razón de que me enamorase tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con que impaciencia yo esperaba que volviese, volando de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. "¡María Luisa! ¡María Luisa!... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera... aunque nos haga ver, de vez en cuando las estrellas! ¡Qué voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes... la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer a una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en conseguirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.


Girondo,O. Obra . Buenos Aires: Edit Losada. S.A